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Reflexiones de F. Javier Romeo después del Congreso de Educación Emocional de Navarra

fj-romeo-padres-formados-2015Este pasado fin de semana he tenido el honor y la satisfacción de participar en el I Congreso de Educación Emocional de Navarra, organizado por Padres Formados. Ha sido un congreso especial por varios motivos, y quiero comentarlos y celebrarlos desde esta entrada de blog.

En primer lugar, me ha impresionado la valentía del equipo de Padres Formados. Han sido capaces de organizar todo el congreso (con alrededor de 250 participantes) sin patrocinadores ni financiadores, y con una atención muy buena y mucha calidad técnica, y eso ya tiene mucho mérito. Ha sido un congreso como querían, con conceptos de psicología positiva y cómo cultivar las emociones, con muchas risas e incluso con momentos de música y movimiento. Podéis verlo en el resumen gráfico del evento dentro de su blog.

Y dentro de ese marco han decidido introducir un tema terrible y bastante oscuro: mi ponencia trataba en concreto sobre “Una educación afectiva que protege frente al abuso sexual”, una de las temáticas que trabajo desde Espirales Consultoría de Infancia. Esa valentía les ha llevado también a difundir el tema del abuso sexual en la infancia por varios medios. En cierto momento salió el comentario de si íbamos a salir ponentes y participantes bailando y riéndonos en todas las fotos, y parecía que sí. Entonces tuve que dejar claro: “Sí, pero el abuso sexual no es tema de risa”. Me encantó el proceso de reflexión que continué haciendo: efectivamente, el abuso sexual no es para reírse, pero si queremos transmitir mensajes y estrategias protectoras a los niños y niñas de nuestro entorno será imprescindible que nos riamos (y mucho) con ellos. Precisamente las pautas que sugerí tienen que ver con eso: un niño o niña que conoce una afectividad positiva, protectora y saludable (y ahí van grandes cantidades de risas compartidas) tiene mucha más protección frente a alguien que quiera abusar, sencillamente dirá “Uy, esta no es la afectividad que a mí me gusta, voy a escapar y voy a pedir ayuda”. De modo que sí, una educación afectiva que protege frente al abuso sexual incluye necesariamente buenas dosis de risas, de risas sanas que hacen sentirse bien y en conexión consigo y con los demás. Y así lo compartí en la conferencia.

Hubo al final una mesa redonda con ponentes, donde surgieron varios temas interesantes que estuvimos comentando. Quiero resaltar dos, ya que me comprometí a compartir recursos al respecto.

Surgió el tema de “¿Cómo hacer para escuchar a un niño que se niega a irse del parque?”. Se dieron respuestas creativas y profundas, y yo aporté mi contribución: “Escuchando el ‘sí’ en el ‘no’”. escuchar-el-si-en-el-noRecupero entonces en esta entrada mi  artículo ‘Escuchar el “sí” en el “no”‘, que apareció publicado en el número 52 (de enero de 2011) la revista Nuestro rincón del 0-6, publicada por ACENTO (actualmente ya no sigue sacando números nuevos, aunque sigue disponible). En este artículo desarrollo de manera más amplia lo que expuse en la mesa redona: cuando una persona (y un niño o una niña también es una persona) dice “no”, está diciendo “sí” a muchas cosas, y si escuchamos al mensaje completo (al mensaje que nos aparece después de profundizar en el “no” inicial), podremos generar una conexión más profunda y hallar una solución satisfactoria para todas las partes. Para poder hacerse una idea, dejo aquí el comienzo del artículo:

Ana, de dos años y medio, no quiere ponerse el abrigo para salir a la calle. José, de cuatro años, no quiere bajar del columpio para irse a casa. Irene, de cinco años, no quiere irse a dormir. ¿Por qué no quieren hacer esas cosas que como adultos nos parecen perfectamente razonables?

¿Y qué hacemos a continuación? ¿Cedemos y que hagan lo que quieran? Entonces nos sentimos mal porque no estamos colaborando a su educación, y además nos da la sensación de dejar de lado lo que también queremos nosotros como personas. ¿Les forzamos a que hagan lo que queremos? Entonces tenemos garantizados la discusión y el mal ambiente durante un buen rato, y a largo plazo les estamos enseñando que al final lo importante es tener poder o fuerza, y que el diálogo sólo sirve cuando se es débil. En mi experiencia personal y profesional existe un tercer camino, basado en una comunicación más profunda en cada una de esas situaciones. Y una de las habilidades que desarrollamos en los talleres que facilito es la capacidad de escuchar a qué dicen “sí” nuestros niños y niñas cuando dicen “no”. Ir a la entrada donde continuar leyendo el artículo completo “Escuchar el “sí” en el “no”‘

Había también una pregunta respecto a “¿Cómo introducimos la educación emocional en los centros educativos?”. Ahí me permití señalar que todos los centros educativos enseñan educación emocional, lo que ocurre es que a lo mejor enseñan una educación emocional que no está acorde con nuestros valores (la obediencia y la sumisión como valor principal, lo cognitivo por encima de lo afectivo, el miedo a todo lo que tenga que ver con emociones…). Solo poniendo consciencia en la educación emocional que reciben nuestros niños y niñas (y también la que hemos recibido quienes actualmente somos personas adultas) podremos plantear un cambio. No se trata de crear extraescolares de educación emocional, o de trabajar un poco en tutoría, aunque pueda ser un buen comienzo. Todo lo que se hace en el ámbito educativo enseña, aunque tal vez no sea lo que queramos, así que ampliemos nuestra mirada.

Como último elemento, surgió también el tema de las tareas para casa, los “deberes” que reciben los niños y niñas en los centros educativos. De manera muy resumida, es muy sano que los niños, niñas y adolescentes puedan recibir una educación, que vayan aprendiendo gradualmente a asumir responsabilidades y a realizar tareas… siempre que eso no sea lo único que hagan en su vida. Cité un artículo muy divertido de Claire Wapole, una periodista que decidió escribir una lista de “tareas para el colegio”, con el mismo lenguaje que se utiliza para justificar los “deberes” en casa, pero para explicar las tareas de casa que cada profe de su hijo o de su hija deberá hacer en horario lectivo, ya que el horario “familiar” no es suficiente para consolidar los aprendizajes durante las horas que los niños y niñas están en casa. Se puede leer el artículo original aparecido en The Huffington Post Chicago en inglés, “Thirty Minutes Tops”, y luego hay varias traducciones en castellano, a mí me ha gustado “Treinta minutos como mucho”, en el blog El mito de los deberes.

Habría muchas cosas más que comentar, pero creo que con esto he recogido unas pinceladas sobre el Congreso. Aprovecho también para felicitar y transmitir mi agradecimiento al equipo de Padres Formados, en especial a Leticia Garcés y a Uxua Otazu, y a cada participante que contribuyó con su presencia, su interés y sus reflexiones y preguntas, y podemos continuar la conversación en los comentarios de esta entrada.

Con gratitud y celebración,

F. Javier Romeo

Comentarios

Comentario de Leticia Garcés
15 diciembre, 2015

La verdad es que estamos felices con el transcurso del congreso, con la calidad humana mostrada por cada ponente, la ganas de aprender de los asistentes y el cariño que se respiraba en esa sala.

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