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Una mirada política a la violencia contra la infancia en España

El pasado 26 de junio de 2014 el Congreso aprobó por fin la creación de una subcomisión para estudiar la violencia contra la infancia en España. Ese mismo día publiqué varios tweets seguidos en mi cuenta personal @pepahorno, que voy a utilizar para encabezar el contenido de este post. Los transcribo literalmente permitiéndome aquí, que no tengo el espacio limitado por el número de caracteres como en los tweets, añadir los artículos y no utilizar abreviaturas.

Decía así:

(1) Crean subcomisión en el Congreso para el estudio de violencia contra la infancia en España. Aún recuerdo la primera ponencia sobre el tema en el Congreso, era el año 2006…

(2) Bienvenida sea, pero en los temas de infancia los tiempos son siempre demasiado largos. ¿Por qué será…?

(3) ¿Acaso la protección a la infancia es una cuestión de rédito político? Es una obligación legal, además de una de las medidas del valor de una sociedad.

(4) Ya en aquel momento los diputados dijeron que las cifras que dábamos eran demasiado duras, que había que hacer algo, que iban a crear una comisión…

(5) Así que en días como hoy me sale hacer memoria y reafirmar que hay luchas que merecen la pena.

En lo que dije me equivoqué en un dato. No era el año 2006, era el 24 de junio del 2005. Unicef organizó unas jornadas con motivo del Estudio de Naciones Unidas sobre Violencia contra la Infancia en el Congreso, a las que fui invitada como ponente, representando el trabajo que por entonces hacía en Save the Children. Mi cometido era dar una panorámica a las y los diputados de las formas de violencia más graves y más comunes contra los niños, niñas y adolescentes que se daban en España. Estábamos muchos de los que entonces ya llevábamos años trabajando para prevenir y erradicar esta problemática (muchos de nosotros seguimos en el empeño y a nuestro trabajo se ha unido el de otros muchos) y diputados de casi todos los grupos políticos presentes en el Congreso entonces.

Han pasado nueve años. Y tal y como expuse en mi último tweet hay luchas que merecen la pena. La sensibilidad social hacia el sufrimiento de los niños y niñas en nuestro país es hoy incomparablemente mayor que entonces, el reconocimiento institucional de la gravedad del problema significativamente más evidente y algunas de las problemáticas que mencioné entonces en mi exposición como fenómenos ausentes siquiera del debate público y político son hoy parte de él, como por ejemplo los niños y niñas víctimas de trata en España, cuya existencia muchas instituciones negaban en aquel entonces, o los niños y niñas víctimas de la violencia de género que no eran siquiera reconocidos institucional, social, política y legalmente como tales en ese momento.

Pero, aun reconociendo los avances innegables logrados en estos años: avances legislativos, institucionales y sociales, es evidente que la violencia contra la infancia sigue sin ser priorizada políticamente con la urgencia que debiera un problema de semejante magnitud. Tanto más si resulta que el Estado es el garante último de la protección de esos niños, niñas y adolescentes. De aquellos que no pueden defenderse por sí mismos, y dependen de la coherencia y valentía de quienes están en posición de poder tomar las decisiones pertinentes para protegerles.

Así que si va a haber una comisión, si por fin es cierto que las y los diputados del Congreso van a realizar un estudio en condiciones sobre la dimensión del dolor que viven miles de niños y niñas en nuestro país, entonces quiero exponer algunos de los aspectos que me parecen más graves y urgentes para abordar. Lo hago por coherencia personal y por lo que pueda aportar al debate y al trabajo de esa subcomisión y a las decisiones políticas que de ella se puedan derivar. Porque de eso se trata: de lograr una mirada política sobre esta problemática. Una mirada política que conlleve consciencia y compromiso e impida seguir mirando para otro lado cuando se trata del sufrimiento de los que no siempre pueden hablar y desde luego no pueden votar.

Tal y como dije en el 2005 a los diputados, las problemáticas que elegí para exponer no eran las únicas, tampoco son estos los únicos datos sobre la violencia contra la infancia en España que se pueden dar, pero sí creo que son los datos que no podemos obviar.

1. La mayoría de la violencia que sufren niños, niñas y adolescentes en nuestro país la viven en el entorno familiar. En los últimos años se ha estudiado mucho fenómenos como el bullying o la explotación sexual infantil, pero las estadísticas y la investigación es persistente: la violencia que se ejerce contra la infancia en España la ejercen mayoritariamente personas que los niños y niñas conocen y quieren, de su familia o de un entorno muy cercano o íntimo. No son en su mayoría desconocidos ni redes de delincuencia.

2. La violencia contra los niños, niñas y adolescentes en nuestro país no es un problema de inmigración. Existe la creencia de que la mayoría de los agresores y agresoras son adultos de nacionalidad extranjera, pero no es así. Son ciudadanos y ciudadanas españoles.

3. Es necesario visibilizar a los niños varones víctimas de violencia. Existe una creencia muy arraigada en la sociedad, pero también entre los profesionales, de que la mayoría de las víctimas de violencia son niñas. Sin embargo, salvo en el caso de abuso sexual infantil (e incluso en ese habría mucho que hablar sobre el tema) esta creencia no es exacta. Es necesario visibilizar la violencia que están sufriendo los niños varones y desarrollar estrategias específicas para abordarla.

4. En nuestro país están siendo “matados” más niños y niñas de los que queremos imaginar. No es que mueran, es que mueren de forma violenta a manos de otra persona. Sin embargo, no existen datos sistematizados sobre la dimensión de esta problemática, no ya de la violencia en general, sino de los niños y niñas que han fallecido por causas violentas en nuestro país. Sencillamente nadie los ha contabilizado. Y tampoco hay forma de saber quién los ha matado. Si quieren saber más de este tema, lean aquí.

5. Las formas de violencia contra la infancia más frecuentes en España son el maltrato psicológico y la negligencia. No estamos hablando, por tanto, sólo de violencia física, sino de niños y niñas que crecen pensando que son inútiles, indignos de que nadie los quiera, solos y asustados, que dejan de hablar, de comer o de dormir de puro miedo aunque nunca les pongan la mano encima. O niños y niñas que aprenden a ser adultos y cuidar de quien debió cuidar de ellos, que se interponen para defender a otros de una agresión demasiado habitual, que saltan aterrorizados al sonar la llave en la puerta de casa. La violencia, sea cual sea la víctima, empieza mucho antes de ponerle la mano encima a una persona. Y en eso la violencia contra la infancia no es una excepción.

6. Los datos referentes a violencia cometida por menores a otros menores o adultos han adquirido mucha más visibilidad en los últimos años, pero no representan la mayoría de los casos de violencia. Quienes ejercen mayoritariamente la violencia en España son los adultos, hombres y mujeres, y los niños y niñas son las víctimas. Visibilizar la violencia cometida por los niños, niñas y adolescentes es necesario, no sólo por las víctimas de esa violencia, sean niños o adultos, sino porque un niño, niña o adolescente que ejerce violencia necesita atención terapéutica también. Pero no puede ser la excusa para invisibilizar la mayoría de los casos, que son aquellos en los que la violencia la ejercen los adultos.

Y si después de asumir estos datos, de dejar de negar la evidencia y el sufrimiento que esconden tras ellos, se preguntan qué se puede hacer, tengan presente que hace tiempo que sabemos cómo disminuir ese dolor. Hay experiencias evaluadas, sostenibles y eficaces en la erradicación de la violencia contra la infancia. Lo que aún no hemos logrado es la voluntad institucional para desarrollarlas e implementarlas en la medida que nos haría falta en España.

¿Cuáles son las claves?

1. Coordinación institucional. Coordinación entre las diferentes Comunidades Autónomas para unificar unos estándares de calidad en la atención a los niños y niñas víctimas de violencia. Coordinación entre los servicios de protección a la mujer y los servicios de protección al menor para que puedan trabajar de la mano y no a la defensiva. Coordinación entre el ámbito educativo, sanitario, social, policial y judicial bajo el paraguas de protocolos de actuación comunes que vayan más allá del papel.

2.La especialización adecuada y suficiente de los profesionales que atienden a los niños y niñas víctimas de violencia, incluida la creación (o sostenimiento en el caso de que los que ya existen) de los servicios de evaluación y tratamiento especializados en cada Comunidad Autónoma que atiendan a los niños y niñas víctimas de violencia, estén o no en situación de desprotección, tanto en el ámbito administrativo, como en el policial, el sanitario y el judicial. Todo niño o niña víctima de violencia, haya sido ejercida esta por quien haya sido, se encuentra en una situación de riesgo. Y como tal debe garantizársele una atención adecuada que no dependa de los ingresos de sus familias.

3. Un procedimiento judicial que realmente anteponga el interés superior del niño a cualquier otro criterio jurídico. Este es un aspecto que implica una gran variedad de procedimientos judiciales y administrativos, por ello no me voy a extender. Si quieren saber más sobre este tema, lean aquí.

4. Contabilizar todos los datos referentes a violencia en sus diferentes dimensiones de forma unificada e incluyendo los datos de las víctimas, no sólo de los autores de los delitos. Esto incluye un registro de casos de maltrato que sea una realidad obligada para las Comunidades Autónomas, no voluntaria. Que los registros del ámbito policial y judicial sistematicen los datos referentes a las víctimas y no sólo a los autores de los delitos, para que podamos saber cuántos delitos violentos se comenten contra niños, niñas y adolescentes en nuestro país.

5. Incluir programas de educación afectivo-sexual en las escuelas y programas de apoyo psicosocial a las familias en los primeros años de vida del niño que vayan, poco a poco, transformando las creencias que existen en nuestra sociedad, que son las que posibilitan, promueven y legitiman la violencia contra niños, niñas y adolescentes. El trabajo de sensibilización y cambio de actitudes es lento pero imperativo.

Soy consciente de que cada uno de los puntos mencionados daría para hablar horas. Pero para mí, y para todo el equipo de Espirales CI, es importante el trabajo de incidencia política que ha habido estos nueve años (y mucho antes de eso) y el que seguiremos haciendo. Para honrar el dolor de los niños, niñas y adolescentes víctimas de violencia y sus familias. Pero también el dolor de los hombres y las mujeres adultos que guardan dentro el sufrimiento que sufrieron cuando eran niños o niñas y nadie vio. El de los niños y niñas que sufrían en el 2005 y ya se han hecho adultos, en unos casos acompañados y sostenidos, en muchos otros solos. Y el dolor de los y las profesionales que trabajan a diario para aliviar su sufrimiento sin contar para ello con los recursos institucionales, humanos y económicos necesarios. Y por qué no, para que los miembros de esa subcomisión, pertenezcan al partido que pertenezcan, nunca puedan decir que no lo sabían.

Pepa

“Contabilizar nuestros muertos” en el blog “No me pidan calma”

Hay temas que te persiguen durante mucho tiempo. A veces es un rostro en un taller, una historia o una llamada llena de dolor. A veces es una cifra.

La que dio origen a este post me llegó en el año 2008 cuando leí el “III y IV Informe de Aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño en España” presentado por el Estado español al Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, órgano encargado del seguimiento a los Estados en la aplicación de la Convención.

Al leer aquel informe me alegré de encontrar datos centrados en infancia, y en concreto aquellos datos que daban visibilidad a los niños, niñas y adolescentes víctimas de delitos. Y busqué una cifra que había preguntado varias veces y nadie entonces parecía saber decirme: el número de niños, niñas y adolescentes muertos de forma violenta en España. Para lograrla, tuve que sumar las cifras de varios apartados: los niños, niñas y adolescentes asesinados o víctimas de homicidios en España, los niños, niñas y adolescentes que se habían suicidado o los que habían muerto como resultado de accidentes producidos por negligencias graves de sus tutores.

El resultado de aquella suma me ha perseguido personalmente hasta hoy. Cualquier número hubiera sido grande, pero aquél fue excesivo para mí. Sentí rabia. Rabia al comparar esa cifra con otras muchas o los recursos que se adjudican institucional y socialmente a reducir esa cifra con los que se adjudican a otras. Me dolió lo que aquella cifra y sobre todo su invisibilidad decía de nuestra sociedad.

Han pasado casi seis años. He difundido este tema en las charlas, conferencias, y sobre todo mesas de trabajo y otros foros donde cabía realizar incidencia política al respecto. Pero cuando Xose Cuns me pidió hace tiempo que escribiera algo en su blog “No me pidan calma” supe que esa cifra iba a ser mi aportación. Porque su blog se ha convertido en referente de claridad y defensa legítima de los más débiles para quienes trabajamos en los temas sociales. Y porque Xose forma parte de una red de hombres galegos fabulosos con los que tengo el privilegio de compartir ideales, reír y cambiar el mundo en una cena en el terruño de vez en cuando y sobre todo, llamar amigos.

Así que no quiero contaros más. Sólo dejaros el enlace a la entrada que he escrito en “No me pidan calma”, se llama “Contabilizar nuestros muertos. También cuando son niños y niñas” porque Xose ha enriquecido mi texto con su introducción, vídeos, enlaces, y porque me gustaría que leyerais y participarais en los comentarios que suscite.

Y desde Espirales CI, para este post en concreto algo más si cabe que con otros, pediros que nos ayudéis a su difusión.

Porque me temo que cuando acabéis la lectura del post no seré yo la única a la que esa cifra le duela.

Pepa

NUEVO LIBRO DE PEPA HORNO: “Escuchando mis ‘tripas’. Programa de prevención del abuso sexual en Educación Infantil”

El maltrato infantil, y el abuso sexual en particular, es una realidad en nuestra sociedad. Y sin embargo tememos hablar sobre ella a los niños y niñas, tanto en nuestras familias como en las escuelas. Entre otras cosas, porque a menudo no sabemos cómo. Falta formación y existen pocos materiales específicos para poder hacerlo, sobre todo con los niños y niñas más pequeños.

El programa “Escuchando mis ‘tripas’” es una propuesta didáctica de prevención primaria del abuso sexual infantil en niños y niñas de tres a seis años.

La he ido elaborando y consolidando a partir de la experiencia directa en estos años en el trabajo de prevención con familias, con los niños y niñas y con los profesionales y de mi colaboración en la campaña “Uno de cada cinco” del Consejo de Europa, cuya impulsora, Elda Moreno, Jefa del Servicio de Igualdad y Dignidad Humana del Consejo de Europa, me ha hecho el regalo de prologar este libro.

El trabajo de prevención, en todos los casos, pero especialmente en la población a la que va destinada este programa, es decir, los niños y niñas de tres a seis años, debe dirigirse a su inteligencia somato-sensorial (que, en el marco del programa, se denomina “tripas”), para dotarles de recursos vivenciales y corporales desde los que percibir la violencia, les llegue de quien les llegue, sea adulto o niño, hombre o mujer, parte de su familia más cercana o no. Los niños y niñas tienen que aprender desde el principio a no justificar la violencia, a nombrarla como tal, a reconocerla en las sensaciones físicas que les genera, a no permitir que sus “tripas” se retuerzan de miedo o dolor generando en ellos emociones de impotencia, rabia o indefensión. No pueden crecer creyendo que la violencia es una parte inevitable de las relaciones afectivas y que determinadas formas de abuso de poder son incluso válidas o legítimas. Ese es el primer paso para erradicar la violencia en todas sus formas y variantes.

En el programa se parte de los mismos bloques de contenidos temáticos:
1. Afectividad y violencia.
2. ¿Cómo hablar a un niño o niña sobre abuso sexual?
3. Algunos mensajes clave.

Y propone tres metodologías diferentes:
1. Para la formación de profesionales.
2. Para las familias que deseen abordar el tema con sus hijos e hijas.
3. Para los educadores que quieran trabajar el tema en el aula con los niños y niñas de tres a seis años.

Mi objetivo al escribir este programa es trasladar una herramienta práctica y eficaz a los educadores y las familias que quieran abordar este tema con los niños y niñas. Quería que fuera de fácil difusión, para que cualquiera pueda acceder a él. Por ello se puede descargar de forma gratuita en la página web de la Editorial Boira (versión editorial para imprenta) y en este enlace (versión maquetada). También se puede comprar en papel encargándolo en cualquier librería.

Espero que os resulte útil y contribuya a convertir un tema tabú para muchas personas en un tema esencial del proceso educativo de nuestros hijos e hijas. Porque formarles sobre ello (y a nosotros mismos y los profesionales que trabajan con nuestros hijos e hijas previamente para poder hacerlo) es la única protección real que podemos ofrecerles.

Pepa

NUEVO LIBRO: “Un mapa del mundo afectivo: el viaje de la violencia al buen trato”

Es un orgullo para mí presentar el nuevo libro que he publicado: “Un mapa del mundo afectivo: el viaje de la violencia al buen trato” en la Editorial Boira y que se enmarca en el trabajo que realizamos desde Espirales Consultoría de Infancia.

Este libro pretende analizar los mensajes educativos que tanto familias como escuela estamos brindando a los niños y niñas y que legitiman la violencia, proponiendo a su vez las alternativas para promover unas relaciones basadas en el buen trato. Es la continuación lógica de “Educando el afecto” y de “Amor y violencia” en un intento de llamar la atención sobre la forma en la que legitimamos la violencia en el mismo proceso educativo, en que la convertimos en algo normal, hasta trivial, en ese “mapa del mundo afectivo” que estamos contribuyendo a crear en los corazones de quienes educamos, bien en nuestros hogares, bien en las escuelas u otros ámbitos de educación no formal.

¿Qué enseñamos a sentir a niños y niñas? ¿Miedo o fragilidad?, ¿Duda o ira?, ¿Amor o posesión? ¿Alegría o éxito?… ¿Qué geografía de sus afectos les ayudamos a construir las familias y la escuela? ¿Somos conscientes de que un proyecto educativo bien enfocado es un factor de protección integral para toda la comunidad educativa? Este libro quiere contribuir a hacer consciente ese “mapa del mundo” que los educadores, incluyendo familias y escuela, estamos generando en niños, niñas y adolescentes. Un mapa que promueve y legitima la violencia, plasmado en seis mensajes educativos clave. Y propone mensajes alternativos para transitar un viaje de la violencia al buen trato. ¿Nos atreveremos a incluir palabras como alegría, duda, valor o intemperie en la educación?

Deseo de verdad que este nuevo libro resulte de interés para quienes nos leen, y que contribuya a abrir nuevos caminos, y nuevas esperanzas. Porque puede que sea eso justo lo que más necesitan de nosotros los niños y niñas: esperanza.

Y si después de leer un poquito, queréis comprarlo, podéis hacerlo en las librerías o aquí.

Pepa

Estremecida: un relato personal de la experiencia en Gracias, Honduras

El equipo de Espirales CI queremos transcribir aquí literalmente la entrada del blog personal de Pepa Horno sobre su experiencia en Honduras esta semana. Porque a veces lo profesional y lo personal se entrelazan tanto que se hacen inseparables. Dice así:

Regreso a mi hogar después de una semana en Gracias, una pequeña y preciosa ciudad en la región de Lempira, en Honduras. Me siento al ordenador, sabiendo que una parte de mi alma quedó allí. Una parte tan estremecida como conmovida y agradecida.

atardecer en Gracias

Cuanto más profunda es una vivencia, más difícil es describirla, así que voy a hacer un resumen de ráfagas, de imágenes que me llevo, de algunos datos…de vida.

Empiezo por el final. Porque mi última noche en Gracias fue en un velatorio. Y me llevo la imagen de un hombre abrazando a su hijo de ocho años, acunándolo sin hablar. Le acuna el dolor por haber perdido a su hermano mayor. Él, el padre, es un hombre bueno. Bueno con mayúsculas, de esos que una a veces olvida que existen. Un hombre líder en su comunidad, reconocido y querido por la gente con la que trabaja. Un hombre capaz de coger un carro a las tres de la mañana para ir a traerse una niña violada de una comunidad dentro en la selva o de movilizar incluso en contra de los mandatos de su organización recursos para salvar a cientos de niños en estado de desnutrición extremas o de conseguir incubadoras para el hospital del pueblo. Él te dice que tu presencia ha sido providencial para él esta semana porque le diste algunas claves para atravesar el dolor y ayudar a los suyos a hacerlo y le sirvieron. Y tú te preguntas si alguna vez podrá comprender él, su familia y su gente lo que te han dado a ti.

Un niño, su hijo de ocho años, que acaba de ver morir a su hermano mayor por una mezcla de estúpido accidente y falta de medios de salud para atenderle de la que nadie se hace responsable (ni con su muerte, ni con ninguna). Un niño capaz de expresar la despedida en un dibujo que dice: “las puertas ya están abiertas para ti”. El dibujo queda sobre el ataud en el velatorio.

Una mujer que camina sin parar. Nunca para. Así no se cae. Va de un lado a otro, ocupándose de todos, pendiente de todo: la comida para todo el pueblo que acude al velatorio, el ponche, los tamales, sus hijos, acariciar de pasada a su esposo hundido, la medicación para la madre…Una mujer que vio asesinar a sus padres con diez años, que fue maltratada y violentada de niña, pero que decidió que iba a lograr sus sueños. Y los logró. Primero, la primaria, la secundaria, el título de enfermera (cinco horas de carro de ida y cinco de vuelta embarazada para poder ir a las clases en fin de semana mientras trabajaba durante la semana), la licenciatura. Ser jefa de la unidad de pediatría del hospital del pueblo, salvar a los niños que llegan a punto de morir de desnutrición. Su marido al que ama y que la ama, sus dos hijos, el tercero que hizo suyo y que ahora entierra. Cuando su marido le dijo: “siempre soñé con una casa de dos pisos, pero no tenemos dinero”. Ella le contestó: “la construiremos”. Y en ella velan ahora a su muerto.

Una niña, y dos, y tres, y cuatro…así hasta siete. Son las niñas violadas en tan sólo una semana. Pero hay más. Esas son las que tienen nombre, porque son las hijas, sobrinas, hermanas o primas de la gente a la que doy el curso. Hay otras, muchas otras, que no tienen rostro aún. La última, una niña de nueve años a la que han violado de tal manera que muere nada más llegar al hospital diciendo que “me violó mi novio”. Porque siempre son los novios, los padres, abuelos, padrastros, hermanos, primos…En cualquier casa, en los caminos a las aldeas en la selva. Y la vergüenza siempre para ellas, porque nadie los hace a ellos responsables. A ellas sí. A ellas las esconden, las sacan de las aldeas, les obligan a tener los niños (de los anticonceptivos la igledia católica y evangélica, abrumadoramente presente en Honduras, ni siquiera habla) y a criarlos solas. Niñas mamás. Mamás niñas. Porque allí tampoco hay guarderías, ni está bien visto dejar a los niños en las guarderías. Así que quien es madre, se va a casa. Y como mucho, cuando el niño empieza prekinder, entonces vuelve a trabajar. Si puede.

Momentos en los talleres que he venido a dar. El último día, cuando ya tanta crueldad, tanto sufrimiento puede contigo y te sientas a llorar frente a una limonada, con otra mujer valiente de las que has conocido en este viaje, a la que tampoco le quedan ya palabras. Una mujer con una vida valiente, con una mujer valiente y con una niña hermosa que nació en la ciudad donde estamos y que ella recogió del hospital de manos de esa otra mujer valiente. Siempre mujeres valientes, algunas de ellas también de manos de hombres increíbles. Así que sólo lloramos, impotentes. Sintiéndonos tan pequeñas ante una necesidad tan ingente. Y sabiendo que a muy pocos les importa.

O unas horas antes, cuando buscando ejemplos para poder trabajar con las familias la autonomía de sus hijos, nos damos cuenta y nos quedamos silenciosos de que no hay nada, absolutamente nada, que los niños puedan decidir en esa sociedad. Ni lo que comer, porque suerte si hay comida, ni si estudiar o qué estudiar, porque apenas unos pocos tienen la dicha de poder hacerlo, ni si trabajar o no porque es parte de la vida, ni si salir a la calle o no, porque los niños salen con los padres y las niñas se quedan en casa. Ni unos pueden quedarse en casa, ni las otras salir. Sólo unos pocos rompen la condena y persiguen sus sueños. Los demás aprenden a ser sumisos, obedecer y callar. Ésa es la pauta de la crianza: “obedece y calla”.

Ese momento en que al pensar en un programa de crianza afectiva que complemente la increíble labor que ellos están haciendo de prevención de la desnutrición, enfermedades, discapacidad etc. aldea a aldea en la selva (he ido a trabajar con el equipo de Plan Internacional Honduras en Lempira), nos damos cuenta de que pensamos en todos los derechos para los niños menos en el más importante: el derecho a ser amado, y a aprender a amar. Porque nadie sabe amar si no le amaron antes. Porque la única forma de criar un niño feliz es serlo tú. Pero la felicidad no cuenta, ni siquiera en el enfoque de derechos.

Cada hombre y cada mujer que cuando acaba el taller te vienen a contar sus experiencias de abuso y maltrato de niños, o las cosas que han hecho a sus hijos y que ahora ven de otro modo, y te abrazan o te miran silenciosos. Esos hombres que te cuentan cómo a ellos dejaron de acariciarlos el día que dejaron de ser bebés, y nunca volvieron a recibir una caricia hasta que se emparejaron. Y cuánto lo han añorado.

Una mujer que se levanta en una conferencia y dice “yo fui la primera mujer médico en Lempira hace 32 años y no pueden imaginar lo que yo sufrí para serlo” Y yo recuerdo a mi madre. Y a todas las mujeres que decidieron no renunciar a sus sueños. Y lo que nos han brindado. En la misma conferencia hay otra mujer que hace un discurso increíble que comienza diciendo “yo apenas logré acabar la primaria pero…” Y acaba diciendo “pero ya no me voy a callar”.

Un niño que me pregunta en esa conferencia: ¿Por qué son tan discriminadas las niñas y las mujeres? Y yo le digo. “No lo sé, pero quizá se me ocurren tres cosas: porque es fácil, siempre es más fácil gritar que hablar, imponer y violar que amar. Segundo, porque los hombres tienen miedo, miedo de mirar a la mujer de frente, (y también las mujeres tienen miedo de mirarse a sí mismas) y tercero, porque es cómodo dejarlas en casa: menos escuelas, más trabajo a repartir entre menos gente, y la comida hecha al volver.

Y me vuelvo en el vuelo, a ratos durmiendo, a ratos llorando, y siempre deseando abrazar a mi hijo. Y pienso en el tipo de hombre que será él. Y en los hombres que he conocido en Gracias, los que decidieron formar parte del cambio, y acunar a sus hijos, y acariciarles como no lo hicieron con ellos, hacer fotos hermosas y enseñar el bosque húmedo o hablarles de anticonceptivos a los niños en sus clases aunque sean teóricamente de matemáticas. Porque sí. Porque es su tierra. Y su vida. Y a nadie más les va a importar lo suficiente.

Sólo puedo añadir: a mí sí. Sé que muchos de los que leerán este texto no sabrán ni dónde está Gracias, y muchos de los que viven allí no llegarán a leerlo. Pero a mí sí me importa.

Gracias de corazón a cada protagonista de este relato. Un corazón que esta noche está estremecido.
Pepa

Vídeo de Pepa Horno: “La violencia emocional está en nuestra forma de relacionarnos”

Éste es el último vídeo pendiente de los que grabamos junto con Igaxes3. El objetivo del mismo es visibilizar la violencia emocional, además de posibilitar una comprensión adecuada de la misma.

La violencia emocional y la negligencia son las dos formas más habituales de violencia, pero también las menos identificadas y en las que la intervención a menudo presenta más lagunas. Son dos formas de violencia en las que es fácil dejarse llevar por las apariencias: estamos acostumbrados a comprender la negligencia fruto de la falta de cuidados físicos, pero no la que se da fruto de la falta de presencia afectiva, por ejemplo. Lo mismo pasa con la violencia emocional, que la identificamos en las agresiones explícitas pero no en el chantaje emocional o la sobreprotección.

“La violencia emocional está en nuestra forma de relacionarnos” de Igaxes3 en Vimeo.

Espero que os resulte una herramienta útil para vuestro trabajo.

Pepa

Niños y niñas víctimas de la violencia de género

Tal y como hemos hecho ya con otros temas que trabajamos, como la trata de niños y niñas, o violencia, o abuso, sobre los que hemos colgado entradas específicas en este blog con materiales de referencia sobre el tema, queremos incluir en esta entrada varios materiales que nos parecen útiles para conocer más sobre la atención a los niños y niñas víctimas de violencia de género y que reflejan también el trabajo que estamos realizando sobre el tema.

Nuestro conocimiento sobre el tema parte de la investigación que coordiné cuando trabajaba en Save the Children “Atención a los niños y niñas víctimas de la violencia de género”. Esta investigación fue la primera que se realizó en España sobre el tema y logró poner en agenda pública e institucional las carencias existentes entonces en la atención a los niños y niñas víctimas de la violencia de género. Para empezar su escasa visibilización como víctimas de esa violencia. Desde el año 2006 en que se publicó muchas cosas han cambiado para bien en este tema, pero hay otros aspectos de los resultados de este trabajo que siguen siendo plenamente vigentes.

Incluimos aquí el informe estatal, pero existen disponibles en la web de Save the Children los informes correspondientes a las siete comunidades autónomas donde se realizó la investigación. Así mismo se realizó en el marco de ese trabajo el “Manual de formación para profesionales sobre niños y niñas víctimas de la violencia de género en el ámbito familiar”.

A partir de ahí nos consta que Save the Children ha seguido trabajando y visibilizando este tema de una forma muy significativa de la que nos hemos ido haciendo eco desde Espirales Consultoría de Infancia en diferentes entradas.

En el marco del trabajo de Espirales Consultoría de Infancia he seguido publicando artículos y dando ponencias sobre este tema, cada una de las cuales las hemos ido difundiendo desde este blog, pero incluimos aquí los contenidos de dos artículos.

El primero es un capítulo “Perspectiva psicológica en los conflictos familiares: los  niños y niñas ante el divorcio y la violencia de pareja”, del libro Puntos de encuentro familiar. Manual de uso práctico, coordinado por Jéssica Piñero Peñalver et al. y publicado en 2009 por la Fundación Salud Infantil de Elche.

El segundo es más un artículo de sensibilización y se publicó en la Revista FAMIPED de la Asociación Española de Pediatría, volumen 3, número 2, de junio de 2010, y se titula “¿Repercute en los hijos la violencia en el hogar?”. Creo que pueden servir como una primera aproximación al tema eficaz.

Esperamos que todos estos materiales os sean de utilidad.
Pepa

Campaña “Uno de cada cinco” contra el abuso sexual

Hace ya más de un año el Consejo de Europa puso en marcha la campaña “Uno de cada cinco” para prevenir la violencia sexual contra niños y niñas. Desde Espirales Consultoría de Infancia participamos tanto en la elaboración de materiales de formación para profesionales como en el lanzamiento de la campaña.

Hoy nos alegramos de presentar la Campaña del Consejo de Europa contra la violencia sexual sobre niños, niñas y jóvenes “Uno de cada cinco” en España, coordinada por la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (FAPMI) y apoyada por el Consejo de Europa y el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, y que se lanza en el marco del Día Universal de los Derechos de la Infancia.

Esta campaña dispone de unos magníficos materiales ya disponibles en castellano, que incluyen un vídeo y un cuento para trabajar la prevención con niños y niñas de 3 a 7 años.

A esto se añaden varios materiales complementarios desarrollados para la campaña en España, que incluyen guías para padres y madres, carteles y otros recurso. Aunque se pueden consultar estos materiales y algunos más en la página principal de la campaña, hemos querido resaltar aquí los siguientes:

Materiales sobre “La Regla de Kiko”:

Cartelería y otros materiales:

Materiales específicos sobre la violencia sexual contra niños y niñas para profesionales

Esperamos que os resulten de interés y os animamos a que le deis la máxima difusión, empezando por conversarlo con vuestros hijos e hijas y llevarlo a sus colegios.

Pepa y Javier

El derecho de los niños y niñas a no sufrir violencia

El Comité de Derechos del Niño es el órgano la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) encargado de supervisar la aplicación de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño por parte de cada estado. Dentro de sus funciones, el Comité suele elaborar las llamadas “Observaciones Generales”, en las que explica extensamente el significado y las implicaciones de cada artículo de la Convención, de cara a su aplicación eficaz.  Esta “Observación general”, la número 13, sobre el derecho del niño a no sufrir ningún tipo de violencia, es especialmente relevante para quienes trabajamos en la protección de la infancia.

Esperamos que su lectura os dé elementos de reflexión, pero sobre todo, elementos para la acción.

Pepa

Manual de formación en abuso sexual infantil

Uno de los materiales de referencia que estamos proporcionando en los cursos que impartimos sobre abuso es Abuso sexual infantil. Manual de formación para profesionales, que publicó Save the Children bajo la coordinación, entre otras, de Pepa.

Elaborado en colaboración con profesionales de prestigio en el momento (afortunadamente, desde 2002 han aparecido nuevas personas y entidades en el ámbito de la protección de la infancia frente a la violencia sexual), en sus distintas partes expone la conceptualización del abuso sexual infantil, su prevención, su detección y su tratamiento, y proporciona más detalles y actividades en los abundantes anexos.

Aunque es cierto que la parte legal ha cambiado en algunos aspectos desde entonces, para la persona que se acerca por primera vez este libro ofrece una visión más que suficiente de la temática.

Descargar el “Manual” completo

Confiamos en que os resulte de interés y de utilidad.

Javier

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